martes, 24 de noviembre de 2015

“Las Cuatro Grandes Respuestas”

                                                                            

La presente reflexión “Las Cuatro Grandes Respuestas” nos ayudarán comprender mejor los designios de Dios para nosotros en la vida.

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo
”.(1 Juan 2:15-16)

  El mundo en el cual vivimos, se conforma de un sistema, el cual es el que da vida a la sociedad. Los sociólogos le llaman la superestructura de la sociedad. Formada principalmente, por la religión, la cultura, la política, la economía. Sobre esta base ideológica descansa la sociedad. Todos los seres humanos somos sociables, nadie puede sobrevivir aislado y lejos del contacto humano. Necesitamos socializarnos, establecer relaciones unos con otros. Estas pueden ser relaciones comerciales, religiosas, políticas, etc. El punto principal es, ¿Cómo nosotros manejamos estas relaciones? ¿Cuánta influencia tienen sobre nuestras vidas?
            Se requiere de mucha integridad, para no ser corrompidos e influenciados por la mala práctica de estos factores. La Escritura nos previene acertadamente, acerca del peligro al que nos enfrentamos diariamente en el mundo. Recordemos lo que el Señor Jesucristo dijo acerca de lo que sale del hombre
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7:21-23).
Toda la maldad que hoy en día estamos viviendo, tiene un origen humano: El corazón Humano. Podemos decir entonces que todo cuanto sucede en la sociedad, es producto de la colectividad de nuestros hechos.
             Existen 4 debilidades ante las cuales los seres humanos sucumbimos, estas son El Dinero, El Sexo, El Poder y El Orgullo. Es a través de esto que perdemos integridad, su influencia en nuestras vidas no nos permiten crecer interiormente. Cuando nos aferramos a ellas, es cuando nos convertimos en personas egoístas, avaras, fornicarios, homicidas, ladrones, engañadores, envidiosos, soberbios e insensatos. Analicemos una a una:
  1. El Dinero.
       Realmente el dinero no es malo en sí mismo. Puede ser una bendición pero también una fuente de tentación. Recordemos lo que la Escritura nos dice en I Timoteo 6:10
“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados en muchos dolores”.
Cuanta sabiduría encontramos en estas palabras. Si tan solo comprendiéramos que nuestra vida no debe girar en cuanto tenemos, sino en lo que realmente somos interiormente.
        Muchas veces nuestras vidas, rinden culto al dios Dinero. Perdemos la sensibilidad, y no valoramos las personas por su forma de ser; sino todo lo contrario. Muchas veces también, nos vemos rodeados de personas que solo están con nosotros por lo que tenemos y no por lo que somos. Ahora bien, la primera Gran Respuesta de Dios a esto es: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Cuando realmente comprendamos esto, nuestras vidas serán cambiadas totalmente. La búsqueda del reino implica, que necesitamos encontrar una respuesta a nuestras vidas, que debemos priorizar las situaciones y buscar obedecer a nuestro Dios.
  1. El Sexo.
      El Sexo es un precioso regalo de Dios para ser disfrutado dentro del matrimonio. Cualquier desviación de este propósito acarrea desastres. Proverbios 2:16-19 nos ilustra algo respecto a esto:
“Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras, La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios. Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos; Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida”.
       Grandes hombres de la Historia Bíblica, fracasaron, a causa de caer rendidos ante el sexo. Podemos mencionar a Sansón, el rey David, el rey Salomón, entre otros. Como seres humanos, tendemos a caer fácilmente ante esta tentación. Pero debemos recordar que la tentación, solo nos trae dolor, fracaso y tristeza. Hoy en día, el sexo se práctica de forma irresponsable. Atrayendo consecuencias terribles y hasta la muerte a quienes lo practican de esa manera. Nuestra sociedad esta enferma, los malos deseos y lascivia, brotan de corazones enfermos. Pero Dios, nos da una segunda Gran Respuesta: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb 4:14).
Que reconfortante es leer esto. Primeramente tenemos a alguien que intercede por nosotros ante Dios y que también padeció nuestras debilidades igual que nosotros. El escritor nos anima a acercarnos al Trono de la Gracia para alcanzar el oportuno socorro. Estimado lector, la tentación siempre existirá, le atacara fieramente; pero usted no esta sólo, solamente acérquese y confíe en nuestro Dios.
  1. El Poder.
          Esto va dirigido a todo aquel que tiene puestos de liderazgo. Ya que esto implica influencia. Sin embargo, el abuso de poder acarrea serias consecuencias. Es posible que usted ostente actualmente algún cargo importante en su trabajo, en su lugar de estudios, en su iglesia; y puede también, que se vea tentado a abusar de este. Puede ser, maltratando a sus subalternos o usando sus influencias para obtener algún beneficio personal. Muchas veces, las personas cambian rotundamente, por el hecho de que se les asignen cuotas de poder. No debe suceder con los Hijos de Dios. Recordemos que la Palabra de Dios nos exhorta a no amar el mundo ni las cosas que están en el. Pero no nos desanimemos, en la tercer respuesta de Dios nos dice:
¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? (Mateo 26:53).
Jesús nunca uso su poder para su propio beneficio. Es interesante este pasaje, donde llegan a arrestar a Jesús; ha sido traicionado, arrestado para ser llevado ante el Sumo Sacerdote para ser crucificado. Su actitud fue totalmente diferente, siendo el Hijo de Dios, contaba con infinidad de recursos para poder defenderse, sin embargo, no lo hizo. Que ejemplo más grande el que tenemos en el Maestro, digno de imitar.
  1. El Orgullo.
         Uno de los defectos humanos más comunes es el orgullo. Esa dosis de egoísmo que nos hace creer que somos el centro del universo. Que terrible, es ver como nuestras sociedades se esconden tras un orgullo que solo trae consecuencias desastrosas. La Biblia advierte acerca de esto en Proverbios 16:18
“Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu”.
Cuando el orgullo gobierna nuestra vida, esta se vuelve como una barrera infranqueable y no dejamos que nadie nos ayude, ya que creemos que tenemos la razón en todo. El problema es la consecuencia terrible que se vislumbra al tomar una actitud así. Pero no nos desanimemos ante esto, ya que la cuarta Gran Respuesta de Dios nos dice:
 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando a cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil 2:3).
Este verso nos exhorta a actuar sin interés alguno, y sin ninguna motivación ajena a los principios del Reino de Dios. Debemos ver a los demás igual a nosotros, sin discriminación alguna.
         Concluyendo, es importante que reflexionemos en estas cuatro Grandes Respuestas de Dios. Debemos vivir de acuerdo a nuestras convicciones y fortalecer nuestro carácter, renovemos nuestro compromiso con Dios y su reino y cultivemos nuestra relación personal con Dios. Si nosotros cambiamos nuestra familia, nuestra comunidad, nuestro centro de trabajo o de estudio, nuestra ciudad y nuestra nación se verán afectadas por hombres y mujeres nuevos. Los cuales infundiremos valores del Reino de Dios, en cada lugar en el cual nos desenvolvamos. Pero ante todo, este es un trabajo personal con nosotros mismos. Se requiere de mucha disciplina y valor para aceptar este reto. Y recordemos que Dios siempre tiene Grandes Respuestas para nuestras vidas.
“Pero en cuanto a mí,  el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.” (Sal 73:28)

jueves, 12 de noviembre de 2015

¿Quieres ser una esposa feliz?

En estos tiempos donde el matrimonio pareciera más una vida en sacrificio que de plenitud y felicidad, sí existe la manera de convertirte en una esposa feliz y no por apariencia si no porque puedes alcanzar un estilo de vida permanente en amor, respeto y servicio, que por ende reflejará armonía en tu persona, hogar e hijos.
En principio, tienes que entender que cuando dijiste “Sí, Acepto” asumiste el compromiso de amar y hacer feliz a tu esposo. De hecho, para que un matrimonio funcione cada uno tiene que concentrarse en la otra persona, más que en uno mismo.
La mujer que se casa con la idea de que él la va a ser feliz, está condenada a frustrarse esperando recibir para dar, cuando debe ser a la inversa, dar, darse, y como consecuencia estará recibiendo, como nos dice la Biblia en la ley de la cosecha: “Cualquiera que siembra escasamente también recogerá escasamente, y cualquiera que siembra generosamente, también generosamente segará“.
Mujer, nos casamos para ser felices en nuestra relación matrimonial, y si realmente quieres lograrlo, si quieres ser una esposa plena, tu objetivo debe ser hacer feliz a tu esposo.
Siempre y cuando no esté en amenaza tu integridad física y psicológica por el abuso de un hombre con problemas de adicción ya sea al alcohol, las drogas, la pornografía, las apuestas, infidelidad o incluso que no quiera trabajar, hacerse responsable de la parte económica para su familia, entonces adelante con estas recomendaciones.
No importa cuantos años de casada tengas, hoy es el día para que empieces a sembrar en que tu esposo sea mejor cada día, y para eso te sugiero lo siguiente:
1) Acepta a tu esposo como es
Cuando decidiste casarte, no solo aceptaste a tu esposo en las buenas y en las malas, en la enfermedad y en la salud, en la abundancia y la escasez, si no también con sus costumbres, carácter, temperamento, aunque muchos de estos aspectos los desconocías y los descubriste durante la convivencia matrimonial. Es importante que lo aceptes con todo y letras pequeñas, como los contratos una vez firmados estás aceptando las condiciones aún cuando se te haya escapado leer algunas de las cláusulas, y que para tu sorpresa con el tiempo no te favorecen.
Así que para no vivir frustrada, acéptalo como es, tú no puedes cambiarlo. Como dijo el poeta italiano Dante Alighieri, Hay un secreto para vivir feliz con la persona amada: no pretender modificarla.”
Lo que sí, el amor conyugal, puede provocar efectos positivos en su persona. Por ejemplo, tal vez hay un esposo de carácter impulsivo, se enoja fácilmente, pero cuando le tienes paciencia y lo tratas con amabilidad puedes contrarrestar esa parte. Es cuando a pesar de cómo es, puedes sacar lo mejor de la persona. El no va cambiar, pero por consideración a ti, puede mejorar esa parte.
2) Se fácil de amar
Nadie se puede resistir a una persona amable, porque quien practica la amabilidad le facilita a los demás caerle bien, que la quieran o la amen, así que tienes que hacer todo lo posible por facilitarle a tu esposo que te ame, que no batalle, al contrario, por ese buen carácter, esa esposa que lo espera en casa con una sonrisa, muy arregladita, atractiva para comer o cenar, esté feliz de llegar a su hogar.
Son esos pequeños detalles como una sonrisa, una atención, una cortesía, lo que cambia nuestras vidas porque hacen más feliz a los que nos rodean y que mejor que el esposo, para que añore estar en casa, y no prefiera otros motivos para estar fuera de casa, hasta trabajar horas extras o atender reuniones fuera.
La amabilidad puede cambiar el ambiente, una respuesta apacible impacta en la reacción del otro aun cuando se haya portado grosero y maleducado.
3) Actúa en su beneficio
No importa con quién y cuántas veces te cases si, estás más enfocada en ti, en lo que la otra persona puede darte, o hacerte feliz, más que en lo que tu puedes darle, te llevará al fracaso y la frustración.
La mejor decisión en cuanto a tu matrimonio es vivir entregada a la preferencia del otro. Conviene que él crezca y tú mengues. Así, amar es preferir al otro, preferirte por él. Sorprendentemente cuanto más se abre el alma hacia el otro, más te engrandeces tú.
Tú mejor que nadie conoces a tu esposo, piensa qué lo hace feliz, o que lo haría feliz a partir de tus acciones y palabras, búscalo y deléitate en la intimidad. Se dice que el amor conyugal es un espacio donde se puede volar toda la creatividad y libertad para hacer feliz al otro.
Entonces haz tu lista y empieza hoy, verás que lo sembrado hoy te traerá grandes frutos.
 En estos tiempos donde el matrimonio pareciera más una vida en sacrificio que de plenitud y felicidad, sí existe la manera de convertirte en una esposa feliz y no por apariencia si no porque puedes alcanzar un estilo de vida permanente en amor, respeto y servicio, que por ende reflejará armonía en tu persona, hogar e hijos.
En principio, tienes que entender que cuando dijiste “Sí, Acepto” asumiste el compromiso de amar y hacer feliz a tu esposo. De hecho, para que un matrimonio funcione cada uno tiene que concentrarse en la otra persona, más que en uno mismo.
La mujer que se casa con la idea de que él la va a ser feliz, está condenada a frustrarse esperando recibir para dar, cuando debe ser a la inversa, dar, darse, y como consecuencia estará recibiendo, como nos dice la Biblia en la ley de la cosecha: “Cualquiera que siembra escasamente también recogerá escasamente, y cualquiera que siembra generosamente, también generosamente segará“.
Mujer, nos casamos para ser felices en nuestra relación matrimonial, y si realmente quieres lograrlo, si quieres ser una esposa plena, tu objetivo debe ser hacer feliz a tu esposo.
Siempre y cuando no esté en amenaza tu integridad física y psicológica por el abuso de un hombre con problemas de adicción ya sea al alcohol, las drogas, la pornografía, las apuestas, infidelidad o incluso que no quiera trabajar, hacerse responsable de la parte económica para su familia, entonces adelante con estas recomendaciones.
No importa cuantos años de casada tengas, hoy es el día para que empieces a sembrar en que tu esposo sea mejor cada día, y para eso te sugiero lo siguiente:
1) Acepta a tu esposo como es
Cuando decidiste casarte, no solo aceptaste a tu esposo en las buenas y en las malas, en la enfermedad y en la salud, en la abundancia y la escasez, si no también con sus costumbres, carácter, temperamento, aunque muchos de estos aspectos los desconocías y los descubriste durante la convivencia matrimonial. Es importante que lo aceptes con todo y letras pequeñas, como los contratos una vez firmados estás aceptando las condiciones aún cuando se te haya escapado leer algunas de las cláusulas, y que para tu sorpresa con el tiempo no te favorecen.
Así que para no vivir frustrada, acéptalo como es, tú no puedes cambiarlo. Como dijo el poeta italiano Dante Alighieri, Hay un secreto para vivir feliz con la persona amada: no pretender modificarla.”
Lo que sí, el amor conyugal, puede provocar efectos positivos en su persona. Por ejemplo, tal vez hay un esposo de carácter impulsivo, se enoja fácilmente, pero cuando le tienes paciencia y lo tratas con amabilidad puedes contrarrestar esa parte. Es cuando a pesar de cómo es, puedes sacar lo mejor de la persona. El no va cambiar, pero por consideración a ti, puede mejorar esa parte.
2) Se fácil de amar
Nadie se puede resistir a una persona amable, porque quien practica la amabilidad le facilita a los demás caerle bien, que la quieran o la amen, así que tienes que hacer todo lo posible por facilitarle a tu esposo que te ame, que no batalle, al contrario, por ese buen carácter, esa esposa que lo espera en casa con una sonrisa, muy arregladita, atractiva para comer o cenar, esté feliz de llegar a su hogar.
Son esos pequeños detalles como una sonrisa, una atención, una cortesía, lo que cambia nuestras vidas porque hacen más feliz a los que nos rodean y que mejor que el esposo, para que añore estar en casa, y no prefiera otros motivos para estar fuera de casa, hasta trabajar horas extras o atender reuniones fuera.
La amabilidad puede cambiar el ambiente, una respuesta apacible impacta en la reacción del otro aun cuando se haya portado grosero y maleducado.
3) Actúa en su beneficio
No importa con quién y cuántas veces te cases si, estás más enfocada en ti, en lo que la otra persona puede darte, o hacerte feliz, más que en lo que tu puedes darle, te llevará al fracaso y la frustración.
La mejor decisión en cuanto a tu matrimonio es vivir entregada a la preferencia del otro. Conviene que él crezca y tú mengues. Así, amar es preferir al otro, preferirte por él. Sorprendentemente cuanto más se abre el alma hacia el otro, más te engrandeces tú.
Tú mejor que nadie conoces a tu esposo, piensa qué lo hace feliz, o que lo haría feliz a partir de tus acciones y palabras, búscalo y deléitate en la intimidad. Se dice que el amor conyugal es un espacio donde se puede volar toda la creatividad y libertad para hacer feliz al otro.
Entonces haz tu lista y empieza hoy, verás que lo sembrado hoy te traerá grandes frutos.

4 Valores para que tu hijo sea un hombre de bien

Se dice que cuando un hombre sabe tratar a la mujer como princesa es que fue enseñado por una reina. De ahí la responsabilidad de una madre en la educación de un hijo para lanzarlo a la vida adulta como un individuo de bien, responsable de su hogar y todo lo que implica un buen hombre de familia. Es de mamá quien recibe esa dirección para su andar en la vida, es la más ardua labor guiarle por el camino correcto sabiendo amar, respetar, trabajar, alcanzar objetivos, entre otras virtudes que aprenden en casa.
Si eres madre de uno o más varoncitos, entonces considera los siguientes puntos para el proceso de su formación, para que en un futuro tu nuera te vea como una reina y no como todo lo contrario.
1) Orden y limpieza
El orden es de los primeros valores que aprendemos en la vida, Dios mismo nos pone el ejemplo de orden, El, desde un inicio puso el universo en su lugar porque todo se logra mejor con un orden, y si tu hijo lo desarrolla desde pequeño logrará el buen hábito en su vida adulta.
Se dice que una imagen vale más que mil palabras, así que si deseas que el niño empiece a colaborar en el orden de la casa, tú misma debes ser la primera en reflejarlo y así facilitarles la enseñanza.
Además del orden, la limpieza es otro valor que debes inculcar, al final, una buena higiene en tu hijo lo hará más saludable por el buen cepillado de dientes o el lavarse las manos después de ir al baño, por mencionar algunos ejemplos.
Para finalizar este primer punto, es importante recomendar que tu hijo aprenda no solo lavarse las manos después de ir al baño, si no que por higiene y respeto a los o a las demás, limpien los orines que quedan alrededor de la taza sanitaria y piso. Tú misma y quienes viven en casa se lo agradecerán, así como tu futura nuera.
2) Responsabilidad
El cumplimiento de las obligaciones es un buen principio para la responsabilidad, así que conforme vaya creciendo es importante que se las vayas asignando. No por el hecho de que tú estás a cargo de la casa, significa que le resolverás todo a tu hijo, no permitiendo poner la mesa, recoger su plato después de comer, guardar sus juguetes después de que él jugó, y otras actividades que perfectamente el hijo puede hacer como parte de sus responsabilidades. Evita hacer todo por él, porque toda ayuda innecesaria limita al que la recibe. Hazlo responsable a través de cumplir con sus tareas asignadas. También enséñale a tener alternativas en situaciones difíciles. Que puede hacer y ser feliz con lo que tiene, que entienda que la felicidad va más con la paz interior que la euforia exterior independientemente de la circunstancia.
3) Amor y límites
Como madre buscas darle lo mejor a tu hijo, incluso si careciste de algo, procuras que él no lo padezca, y no está mal, siempre y cuando no quieras facilitarle la vida, dándole absolutamente todo lo que esté y no a tu alcance. Cuando no quieres contrarrestar sus deseos y procuras que nunca le falte nada, en vez de ayudarle, lo estás perjudicando. ¿Por qué? Porque cuando se permite una vida fácil a los hijos, se hace de ellos seres satisfechos y conformistas, sin la actitud de superación personal y sin la mirada puesta en el futuro que requiere todo proyecto de vida. Por ello es importante educarlos en amor, estableciendo limites. “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”.  (Prov.29:15).
Aunque no tenga necesidad, fomenta en tu hijo que se esfuerce, que aprenda alcanzar objetivos, para que hagas de él, hombre trabajador y buen proveedor.
4) Honra a los antecesores
Enséñale a mostrar respeto, admiración y estima a los antecesores, empezando por ti, su madre, quien le dio la vida; tú eres la primer mujer que él aprenderá a tratar con amor, atención y admiración, si lo hace, le facilitarás que lo haga con su futura esposa.
También debe mostrar respeto a su padre, abuelos, bisabuelos, porque de ahí viene y merecen ser honrados. “Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios” Éxodo 20:12
Por ultimo, oro para que Dios te dé la sabiduría en la crianza de tu hijo, que contribuyas con esta sociedad que está necesitada de hombres de bien, buenos líderes, padres, esposos conforme al corazón de Dios.